Un día | Y ya dos
No es nada fácil hallarse ya casi en medio de esa mitad de la vida de la que hablaba Dante (al menos de la vida de su época) y, como de repente, encontrarse ante la calle de la felicidad, ante el momento exacto donde la vida es, porque es en otra.
Fue en esta misma calle. Acaso en el lugar mismo donde una pintada –que no es nuestra pero sí lo es– la encarna, la tinta de un rojo invencible. Allí –aquí– tomó forma, inopinadamente, con la misma ternura e inmensidad (sin mi grandeza) de Beatriz en un paseo medieval, ya casi renacentista, de Laura en un soneto de nieves y marfiles, de Leonor en los pétalos de una flor solitaria de montaña, de Josefina en la huida mortal hacia la libertad (por imposible que fuera), a lo mejor de la forma más suprema de lo amado: el infinito .
Y allí tuvo su nombre, para repetirlo en los mejores o peores momentos de la existencia –bajo el sol o la lluvia, contra el soplo pesado de las horas que fueron o el viento, presuroso como hoz, de las que vengan. Ofelia, pero sin Hamlet y sin lagunas de tristeza. Ofelia, nombre de la armonía, del sí tras la vigilia, de lo que puede ser feliz y lo es, sin duda, con la certeza misma de lo cierto, que empieza apenas como sueño y se divulga por las venas como la respiración de cada día.
Hoy toda mi vida es ella, y lo mejor que de ella nació, sin esperar nada más porque ella es la luz sobre todo. Sólo lamento que los “grandes” almacenes se hayan puesto, por una vez, de acuerdo para remedar el latido de mi corazón. De nuestros corazones.
Félix Molina, todo lo que leo más arriba no son sino momentos de “brutal locura”. Amores de la vida, colegiales, recordando flores, primorosas… “hermosas flores silvestres de los setos… “. Sólo el amor salva en la vida, más, cuando te ilumina nueva luz. Un abrazo.
Te refieres a otras lecturas vistas más arriba? En cuanto a este amor nada más lejano que la locura: pura y simple vida, brotando, como el alma de la fuente. Y después de muchos -que siempre son pocos, y siempre nuevos- años de casados.
Cuánto en tan poco. Enhorabuena por el renacimiento, y que te dure para siempre. Un abrazo
Esa es mi intención, si tengo esa dicha, Jesús, de que la vida nos respete este renacimiento de cada día juntos. Un abrazo, y gracias por el comentario!
Genial y original texto, Félix. Gracias por ofrecernos junto a tu escrito esas “puertas” al conocimiento de esas interesantes mujeres que conducen al infinito.
Buen fin de semana.
Un abrazo.
Mujeres grandes que acompañan a la grandeza de la mujer que me acompaña… Muchísimas gracias, Isabel, por la lectura y el comentario!
Ama y escribe siempre, Félix Molina.
Y tú sigue con palabras que tanto ánimo me dan, Ernán -quién diría que vienen del Polo! 🙂 Un fuerte abrazo!
Te volví a nominar. Aquí el enlace http://salvela.wordpress.com/2014/02/16/premio-bloggywog-chrspmouse-craking/
Josep, nuevamente me dejas sin palabras, porque tu nominación tiene para mi el valor de un bloguero que admiro, por los contenidos que nos ofrece y la línea de su pensamiento. Ahora lo primero, el reblogueo y luego a ver si voy dando cuenta de mis deudas, me queda también la mención de Roberto Cabral, el excelente fotógrafo de México. Un gran abrazo, Josep, y gracias de nuevo!
Bello amor, Félix! Linda entrada.
Muchas gracias! Me hacía mucha ilusión escribirla, la verdad.
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La calle donde volví a nacer
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Reblogueó esto en félix molinay comentado:
Vaya, con diez besos para Ofelia, luz sobre todo, este reblogueo de una de las entradas más visitadas del blog. Publicada hoy con la misma intensidad (y un amor mayor) con la que fue escrita hace tres años, tal día como este.