Calendario fm | al 2014
25 de septiembre | Robert Bresson, 1901 -1999
Imaginar a un cineasta que huya constantemente de la actuación –sí, de la interpretación actoral– y casi de la escenografía o de la puesta en escena, que abomine de todo ello o lo considere poco menos que un postureo nada conveniente con cualquier estética, pudiera parecer una fantasía o una paradoja, pero este afán se hizo celuloide en la obra fílmica de Robert Bresson.
Acercarnos a su blanco y negro es descubrir recién barnizado –parece que aún está por ahí colocado, dentro del plano, el ojo, que pinta– el espíritu del cine como mirada que capta e interpreta, de cámara que lee, por encima de cualquier otro valor añadido por la industria o el “caché” de un elenco. En toda esa ascesis, en ese despojamiento extremo, el director se queda siempre con la parte de la historia y su sentido: lo que quiere decirnos y por qué, su consideración humana.
Pocos artistas nos mienten menos que este Bresson que con la breve peripecia de una mano –apenas unos planos– ya nos está contando, sin más, toda la aspiración de un prisionero, en el comienzo mismo de Un condamné à mort s’est échappé, “Un condenado a muerte se ha escapado”, 1956). Con pocos podemos sentir más noble el arte de birlar (la cartera antes que los sentimientos, siempre con Bresson) que con el carterista minimalizado de Pickpocket (1959). No muchas historias nos parecerán tan sinceras como la debilidad y el apocamiento del cura que intenta sobreponerse a sí mismo, ante su desabrida parroquia (y ante el mundo, cabría decir) en Le Journal d’un curé de champagne, “Diario de un cura rural”, 1950).
Bresson parece elaborar su cine desde la nada: pocos nombres o rostros maquillados podremos sacar de sus cintas, donde casi anónimas las manos, las espaldas o las cabezas silentes parecen gritar el dolor de la existencia para después dejarnos losas de silencio perfumado de verdad, de autenticidad –como la piedra que se tirara al agua quieta, para que explote dentro y sólo así diga, explique, cuente.
Su arte, labrado de momentos cruciales sólo para sus personajes y sus espectadores (toda su filmografía parece más un secreto que una proclamación) nos ha dejado muestras más allá de la docena escasa de películas que realizó, perpetuándose en muchos de los planos de Krzysztof Kieslowski, Aki Kaurismäki o Jim Jarmusch.
Con enorme sencillez, casi con apagamiento, responde elegantemente a las preguntas de dos hieráticos inquisidores (así nos parecen hoy) en esta entrevista coetánea de sus películas que por aquí os dejo –lástima que no puede encontrarse en lengua española, pero es suficientemente elocuente, creo, en cualquier idioma:
Las escenas de robos, que son pura liturgia, son rasgos de esos a los que alude acerca de la composición de la atmósfera que rodea al ladrón en ‘Pickpocket’, probablemente la película que más me gusta de Bresson. Y ya te digo que la pareja de entrevistadores parecen inquisidores. Se percibe hasta agobio por parte del cineasta, encerrado en un estrecho primer plano.
Escenas que jamás se borran de alguien que tiene la retina de un amante del cine. Me atraen sobre todo los retratos de manos, objetos que se desprenden de los personajes, segundas escenas… Son auténticos «bodegones» psicológicos, de una sensibilidad suprema.
Y sí, me llamó la atención la encerrona de estos amigos «inquisidores», instantes que probablemente le hicieran sentir al bueno de Bresson la angustia moral de sus héroes 🙂 Un abrazo, y gracias por el comentario!
Como siempre, excelente trabajo. Gracias.
Un abrazo.
A ti, Isabel, por la atenta lectura y siempre el grato comentario, un abrazo.
Nominado para el Dardos en mi Blog. Saludos.
Como comentaba, muchas gracias por la nominación, y a ver si reuniera tiempo suficiente para una mínima contestación!
Cuando leí bresson, pensé automáticamente en el fotógrafo, considerado como uno de los mejores de la historia, y de los pioneros de la fotografía de calle. Lo recomiendo. El texto : Excelente, no hay que decir más.
Un saludo desde mi blog, nos vemos, tocayo!
Coincido totalmente en lo de Cartier-Bresson, el gran fotógrafo reportero -una sugerencia además para el Calendario fm|al 2015 que te agradezco! Por otra parte el propio Bresson, Robert, conocido como cineasta, fue también un fotógrafo intimista, de auténticos «bodegones psicológicos» podría decirse… Pero los amantes de su cine agradecemos que se pasará a la imagen en movimiento (él mismo se resistía a llamar al cine por otro nombre que no fuera «cinematógrafo», como recogiendo toda la aspiración visual del séptimo -o primero, quién sabe :)- arte). Muchas gracias también por el comentario, y nos seguimos viendo por este o ese buen blog, un abrazo!
Coincido totalmente. Nos vemos, un saludo!
[…] Septiembre: Robert Bresson, Silencio se rueda […]
[…] entre ellas, la de El idiota de Kurosawa (1951) o la delicadeza de Una mujer dulce (1969), del gran Bresson, que versiona uno de sus cuentos […]