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26 de noviembre | Roberto Alfredo Fontanarrosa, 1944-2007
Que la vida iba siendo algo serio ya lo advertimos quizá antes de leer el sublime poema-sentencia de Gil de Biedma:
Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
Pero esta entrada, salvo en la cita necesaria de No volveré a ser joven, no va de reprendernos por el roce de la vida, sino de alabar a quienes prefirieron esbozar una sonrisa a un llanto, a quien prefirió enhebrar la filigrana –en forma de tira cómica– a amartillar el yunque (o acaso lo amartilló filigranando). Entre este reducido pero imprescindible grupo cuento a Roberto Fontanarrosa –otro es su compañero de hemisferio, el genial Quino (cuenta con un ejemplar sitio web: http://www.quino.com.ar/ ) o el menos conocido pero también mordaz y argentino Caloi. Los tres, junto con sus respectivos trasuntos, el gaucho Inodoro Pereyra, la niña Mafalda y el medio pájaro-medio avispa Clemente forman parte de una delantera cómica contra la indolencia –metáfora muy del gusto de algunos de estos dibujantes, hinchas declarados.
En un mundo de instantes, reflexionar mediante un dibujo conlleva la inmediatez y el cristal (a veces espejo) que deja ver –durante una ráfaga luminosa–al mundo con los ojos críticos y acerados de quien sólo se debe a su conciencia. Pero más que la lucha contra una censura siempre implacable pero lerda, la batalla de estos ensayistas con viñeta lo fue en todo momento con el aplanamiento de la masa, con el aborregamiento que es preludio y casi balcón de la sinrazón y ha montado tronos y templos por todo el mundo, independientemente de hemisferios.
En España, un análogo fue y es el grafismo afilado de Peridis, El Roto , Mingote o Forges, cada cual con su ideología pero todos con una –que es la mejor, sin duda: pensar y hacernos pensar. Incluso historietistas de toda la vida, como el gran Ibáñez , no se sienten ajenos al zarandeo de las conciencias e introducen en los tebeos el pulso del aquí y el ahora.
El Negro Fontanarrosa (así lo apodaban), junto con la legión de extraños arcángeles arriba citados han sabido hacer del faldón de un diario o un enrollable fascículo el almacén portátil de nuestro sentido crítico, y –más de una vez– pergueñando unas cuantas narices, unas nerviosas manos y un tronco han hecho del chiste o la tira un inopinado pepitogrillo que nos despierta acaso en el momento preciso, justo cuando ya nos apartábamos del menos común y más humano de los sentidos.
Como siempre debo felicitarte por el buen trabajo que realizas y compartes.
Muchas gracias.
Y como siempre, agradecerte también tu lectura y las palabras del comentario, gracias!
Te he nominado para el Liebster Award. Pasa por mi blog. Un abrazo.
Muchas gracias por esa nominación! Desde luego la acumulo en mis deberes, con gusto, es un detalle!
Grandisimos historietistas que me has hecho recordar. Mis favoritos Quino y Forges, la de veces que me vienen a la memoria viñetas suyas. Gracias por traerlos
Toda una literatura y un grafismo, una expresión artística que no puede jamás quedar olvidada. Muchas gracias por tu lectura e impresiones!
Son todos ellos admirables. Ese poder de condensar en tan poco espacio la crítica mordaz para lanzar la piedra que remueve la superficie de las cosas, llegar al meollo y que nos rebote en la cara, la idea que nos ha de llevar a la reflexión, me parece algo portentoso. Son auténticos artistas-filósofos!
Muchas gracias por tus textos, también, portentosos.
Un abrazo.
Y gracias por tus comentarios, fruto de una lectura atenta. Siempre valoro -y creo que es lo justo- a estos creadores por encima de una visión un tanto superficial que jamás colocaría los libros de esta pléyade de artistas/pensadores junto a Platón o Montaigne. Claro que -también estoy seguro- no es lo que más les iba a importar para seguir desempeñando su oficio y su arte con la misma intensidad!
[…] Noviembre: Roberto Fontanarrosa, La vida a tiras […]
No me perdono haberme perdido de esta maravilla hace tanto tiempo. Tendré que recuperarlo, con muchas ganas.
Un abrazo grande.
Otro, Ernán! Sí, no es un autor conocido fuera de ciertos ambientes muy argentinos. Pero merece serlo, sin duda. Acidez y desparpajo no le faltan y, al mismo tiempo, cierta ternura con algunos personajes que la necesitan, por qué no. Gracias por el comentario y la atenta lectura!
[…] Roberto Fontanarrosa […]
[…] casi por norma, de esperanza, con confluencias quizá de Crumb , acaso de Peridis, tal vez de Fontanarrosa, puede que de Baxter, pero sobre todo de él […]