Vincent van Gogh | su vida, su obra
Para Ofelia, que, entre tantas cosas, me regala Vincent y estos calcetines
Enorgullece, a alguien que se alimenta del arte como del pan o del vino que hacen posibles nuestros días, que un pintor –ahora dicen que impresionista, o expresionista tal vez– esté copando ahora todos los mercados posibles e imposibles: editoriales, cinematográficos, del merchandising o mercadeo, etc; desazona, a alguien que intenta aproximarse al misterio que fue la vida y la obra de Vincent van Gogh, que, después de vender siquiera un cuadro en toda su existencia, otro de sus cuadros (ni siquiera ese) se reproduzca hasta la extenuación en las galerías de un supermercado del bricolaje (que no pudo surtirle cuando intentaba adecentar las paredes de su covacha para impresionar a Gauguin), o en los lineales de una drugstore, apilados como tazas o calcetines (los que no dispuso para calentarse en las tantas madrugadas de pintura al aire libre)…
Justa, pero tardíamente, Vincent van Gogh ahora puede vivir (la cursiva es de amarga ironía) de su arte. O haberse ganado bien la muerte con él, que es quizá una expresión tan cierta como inútil de resumir su destino. Sea como sea, ese esfuerzo suyo sobrehumano (quien quiera saber de él que pruebe a escribir dos líneas seguidas con una gripe, para empezar) ha desembocado en todo un mundo, el de su sueño artístico, que un artista nos ha legado para que se abrigue bien dentro de nosotros, e ilumine los nuestros.
De poco menos que hace un año son estas dos obras del ingenio que glorian a Van Gogh: un cómic que fabula sus últimos momentos y una película de animación (al estilo impresionista o expresionista con que se etiqueta la obra del pintor) que fantasea prodigiosamente sobre su mundo.
Del cómic Vincent, de Barbara Stok, diremos que evoca con gran sencillez y pulcritud el propio silencio del pintor, su pulular por una sociedad que no lo aceptaba con esa bondad tan inmensa con que ahora lo compra. Hay páginas hermosas, que se salen casi del formato de un libro y deberían colgarse en un museo, al lado de los originales que copian.
No menos bella es Loving Vincent, la película que consagra quizá ese amor retardado de nuestros días por la obra de este soñador.
La película es por cierto fruto del trabajo desaforado de todo un equipo de pintores, que se ha entregado a la evocación vangoghtiana con la intención de transmitirnos su esencia y con la excusa de una detectivesca exploración sobre la peripecia vital de las horas finales del pintor:
Los pintores de Loving Vincent
En cuanto a los calcetines, me fueron regalados con todo el cariño del mundo, y a estas horas cumplen a la perfección, además de su función estética, la de abrigo.
Nota con estrellas:
Por aquí coloco también el tráiler y un cómosehizo de Loving Vincent.
Uno de los lugares más frecuentados de este blog (será por el mismo cariño tardío hacia todo lo que huele a este pintor) es la entrada donde se coloca este poemita que recrea su arte, perteneciente a Museo de bellas artes:
Remanso del trigo y de la luna
Me ha gustado mucho esta entrada, Félix. Gracias.
Muchas gracias, Isabel. Muy sentida también, por lo que significa la apreciación o no de lo creado para alguien que hace precisamente de la creación su vida entera, como fue el caso de Van Gogh. Un abrazo.
Desgraciadamente Van Gogh no fue el único artista que vivió y murió en la miseria, sin ir muy lejos, el gran Cervantes. Dicen que nadie es profeta en su tierra, yo añadiría, ni en su época. Es triste pensar que valemos más una vez muertos.
Un saludo
Ni será el último, seguro… Contemplar vidas como la del pintor o la de Cervantes debería confirmarnos en persistir en una idea, si, según nuestro entender, la consideramos digna. Eso las dota de valor. Lo de su apreciación, si la hay, ya puede venir por añadidura, como diría precisamente un cervantino. Muchas gracias por tu comentario.
Siempre es un placer tener en el círculo de amigos virtuales a personas cultas, con talento y gusto exquisito.
Muchísimas gracias por el fino elogio. Yo me limito a disfrutar de estos y tantos otros bienes, que son los que cotizo :-). Y a compartirlos desde este rincón oscuro pero hospitalario. Lo mismo te digo. Un abrazo.
Reblogueó esto en luispablodetorrescabanillas.
Gracias mi amigo virtual.
Gracias siempre a ti. Un abrazo.
Preciosos calcetines. La película la disfruté mucho como el canto de amor al arte que es. Debe de ser una reacción a tanto lenguaje de mercado que hay en la sociedad y la política, pero el caso es que últimamente soy muy empático hacia estas muestras de devoción por la belleza y la capacidad conmovedora del arte.
Sí que son bonitos :-). Respecto a la película, te escribo esto cuando un «sonado» festival de moda y cine (por este orden, creo) acaba de desdeñarla para sus premios anuales, después de haberla nominado, inconvenientemente, en una categoría que acaso no era la suya. No importa. Su premio, aunque académico, no hubiera añadido un valor más a la película (como bien sabes por las que te leo reseñadas en tu blog). Y la tristeza, en el caso que nos ocupa, por la falta de reconocimiento de estas hazañas fílmicas (con cientos de artistas trabajando al unísono) en cambio sí parece estar rebosando el límite de desaciertos de un colectivo que dice amar la industria del cine. Disculpa mi desahogo. Comparto totalmente esa empatía hacia los devotos de la belleza y el arte, como lo era Van Gogh y lo son sus discípulos en esta película. Muchas gracias por el comentario. Un abrazo.
Amarga ironía, cierto. Saludos.
Pues sí, Santiago. Pero problamente, aunque lindantes siempre con el sufrimiento, las experiencias dichosas de Van Gogh fueron también sublimes. Nos llega un eco de ellas con la armonía de sus cielos estrellados y sus campos sembrados de amarillo. Armonía de lo disfrutado dentro de la discordia de lo sufrido. Todo un sino del arte. Muchas gracias por el comentario, un abrazo.
gracias por la invitación para compartir con amigos virtuales
Muchas gracias a vosotros. Un saludo.
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Muchas gracias por el reblogueo. Un saludo.
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Muchas gracias por rebloguear la entrada. Y un saludo.
Reblogueó esto en Oikologíasy comentado:
Van Gogh: el libro, la película, los calcetines…
Muchas gracias de nuevo por el reblogueo, un abrazo.
amé la película, la disfrute de inicio a fin, tremendo trabajo en el los artista que trabajaron en ella.
Así es: verdadera hazaña. Los reportajes sobre cómo acometieron el trabajo nos muestran toda una gesta. Tienen el reconocimiento del público, que es, curiosamente, el que Van Gogh más pudo echar de menos en la época en que pintó los cuadros de la película. Gracias por el comentario, un saludo.
Gran reflexión amigo mío. Dentro de la gran incapacidad del ser humano por entender a los genios de su época y después de muertos abaratar su trabajo hasta casi perder su valor debemos valorar las obras que le hacen justicia. De nuevo, gran reflexión!
Pasa por mi blog cuando quieras amigo. Saludos!
Muchas gracias por tu lectura atenta y tu comentario. Es amargo, verdaderamente. Tendremos que consolarnos con el hecho de lo que disfrutó, desde su visión de artista, el propio Van Gogh con cada uno de los hitos que iba alcanzando, con su evolución casi hora a hora, pincelada a pincelada. Un abrazo, y me paso desde luego por blog!
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Muchas gracias por el reblogueo!
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Muchas gracias por rebloguear la entrada!
Reblogueó esto en Hispanofilia.
Muchas gracias por el reblogueo y la difusión. Un saludo.
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Gracias por el reblogueo!
Gracias por la publicación. Pude ver finalmente la película. Excelente. Además de la originalidad del método y la calidad visual, la narrativa desde quien busca entregar una carta me parece muy rescatable (en lugar de una especie de biografía plana).
Así es: no se trata solo de un virtuosismo técnico. Es igualmente sorprendente cómo se las arregla el guionista para narrar esta historia, que al final poco importa si se atiene más o menos a lo que fue la vida de Vincent. Su espíritu sí lo respeta, y ello incluso en la promoción de la película. Gracias por el comentario, un abrazo.
¡Preciosa película, desde luego! unos meses antes que la estrenaran ya estaba yo pendiente para ir a verla cuanto antes! No me decepcionó.
Tomo nota del Cómic, no sabía de su existencia. Gracias por la revelación!
Soy nueva en esto de los blogs, puse Arte en búsqueda y la primera entrada que encontré fue esta. No me arrepiento de haberte leído, hermosas palabras y gran descubrimiento el que anteriormente mencioné;)
Gracias.
Un saludo, te sigo.
*Quizás te interese la entrada que he subido, más que nada el cartel.
Muchísimas gracias por la lectura y por el comentario. Sí, desde luego ni la película ni el cómic traicionan al místico y contemplativo del arte, en su mejor esencia, que fue Van Gogh. Veo la entrada y te comento. Un abrazo.
Original entrada, me gustó. Recuerdo que cuando ví la película pensaba que era alguna clase de efecto, cuando me enteré que era hecho completamente por pinturas quedé impresionado. Una obra de arte compuesta de miles de obras mas en base a una gran pintura. Nada mas que decir. Gracias y te sigo
Enorme trabajo, en efecto. Y lo mejor (aunque todos estos artistas cobraran) es que creo que se hizo desde el cariño encendido y radical por la obra de Vincent. Gracias por el comentario, un saludo. Te sigo igualmente.
La verdad es que no se puede negar el exelente trabajo que se puede admitar en este filme. Toda una obra de arte.
Así es. Decadas y decadas después un artista sigue moviendo a discípulos suyos, jóvenes artistas cuyas caras ni nombres Vincent conocía. Da para un cuento incluso, ¿no? 🙂 Muchas gracias por el comentario, un abrazo.
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Muchas gracias por el reblogueo!
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Gracias por el reblogueo, un saludo!
[…] sostiene una hermandad con Van Gogh más allá de la procedencia neerlandesa: sus obras han acabado convertidas en vaciabolsillos, en […]