contema ochenta y cinco
El arte consiste, sobre todo, en que se hagan notar los hilos. Que nadie advierta tu sustitución en aquel espectáculo, hace ya los años de tantas funciones, gracias a los pliegues oscuros de tu rostro, proclives a la mueca, gracias a tus contorsiones forzadas, esas que se gestan en el desdén y el olvido.
Sobrevivir al aplauso ajeno, el que propinan a la pareja que te pasea por el escenario de cartón piedra, atravesar mares y océanos entregado a la sombra, las piernas contra la frente, alimentándote de lo pequeño y de lo roto.
Que cada día puedas resistir a la inspección concreta y emocionada de los niños, al recuerdo y la ternura de los adultos, a los crepúsculos poblados de caras que ríen o que lloran.
Y así sigues, sometido a la usura del tiempo, mendigando el sol y la luna de las plazas, la luz artificial de los teatros, el arrobo milagroso de los colegios y los jardines en que se detiene la infancia.
¿Podré?, te dices, mientras el resto se conforta con su silencio original, colgado frente a ti, en sus formas de payaso, caballero o dama agraviada. ¿Podré?, te preguntas, mientras –arriba– las manos y las voces te atraviesan del aire y tienes que salir, y tienes que dejarte llevar otra vez por la singladura del cordel, acompasando tu boca con la de ellos.
Pero no, no ha de faltar tanto.
[…] a través de tramoya […]
Gracias por difundirlo con el reblogueo, Luis Pablo. Un abrazo.
Buena entrada, Félix; la vida como arte no es una idea en absoluto errada. Sólo me atrevo (perdón por la impertinencia) a señalar un pequeño detalle: ¿No sería lo correcto «El arte consiste, sobre todo, en que NO se hagan notar los hilos»?
un abrazo.
Gracias a ti por la lectura, tan atenta como siempre. Piensa que el personaje se esfuerza precisamente en parecer un muñeco (al contrario que sucede con los artistas que me inspiraron esto). La cosa es que así le será más digerible este negocio de la vida. Pero te comento: ningún contema, absolutamente ninguno está cerrado al lector… Un abrazo.
Mi estimado Félix, me disculpo por no haber respondido antes. Mi estado de salud (muy complicado, por cierto) me ha mantenido alejado de la red y apenas he vuelto (aunque no sé por cuánto tiempo).
Te mando un abrazo y espero poder estar de regreso dentro de poco.
Lo importante, amigo, es que te recuperes. Aquí estamos siempre, aunque se apague la luz este rincón oscuro siempre es acogedor y no sabe de demoras ni de tardanzas. Ojalá haya mejoría. Un abrazo.