Cartas desde América, 13 | H. P. Lovecraft

Seguimos con la publicación de las cartas americanas, y este troquelado se dedica a un escritor de estilo tan fantástico como su imaginación. Solo él, aparte de Houellebecq, podía estar en su cabeza.
Un señor con la cabeza llena de tentáculos y dos ojos como albercas negras se presentó delante de la puerta de H. P. Lovecraft. Solo a él podía resultarle una visión familiar, así que le invitó a pasar, como preludiando la invitación adicional de tomar algo, digamos un té. El señor lo negó con la cabeza y dijo:
–Acompáñeme.
H. P. Lovecraft, que tan solo se molestó levemente –muy levemente– por el hecho de que el tentaculado devastara su rutina de tarde, se puso su chaqueta y lo siguió. El hombre de los tentáculos iba emitiendo una musiquilla parecida al zumbido de una abeja. Pero un zumbido melódico. Lovecraft intentaba acompasarlo con sus pasos, sin éxito. Se le ocurrió decir:
–Oiga, ¿por qué no nos desplazamos en el automóvil? Tengo un Ford T esperando indefectiblemente en la puerta a que sucedan estas ocasiones.
El señor de los tentáculos interrumpió su zumbar y le respondió seco:
–No. Mi superior me ha dicho que es necesario saber cómo respira usted.
H. P. se mostró intrigado –quizá era la primera vez en ese año que se intrigaba por algo– y no dudó en apuntar:
–Pues me encuentro bien. Nada me altera. Me va bien, definitivamente.
Herr Tentáculos asintió sin saber lo que hacía y añadió con una voz más grave, casi violenta, envuelta como en un armónico de densa desesperanza: No se trata de un tropo. Queremos saber cómo es, fisiológicamente hablando, su respiración.
Después de esto transcurrieron callados por un camino orinegro que terminaba casi en la noche. Fue lo ininterrumpido y casi cotidiano del caminar –la rutina otra vez– lo que perturbó más a Lovecraft, que aprovechó la rapidez de la marcha del tentaculado, por delante de él, para despistarse detrás de una loma. Cualquiera sabe lo que le podía esperar después de horas y horas andando. Qué horror.
Sigue aquí la lectura, en Masticadores Archipiélago, para el detallito literario-biográfico:
👍💛excelente.
¡Muchas gracias por la lectura y el comentario! Un abrazo.
Veo que es marca de la casa hacer ficción con autores clásicos, tal y como leí con Carver. Me parece sumamente original. Gran texto, compañero. Un fuerte abrazo, adelante!
¡Qué tal, Rafalé! Como te comenté en Twitter, se trata de las ‘troquelaciones’ que practico (pobres) con los autores y autoras que más quiero de la literatura norteamericana. Te quedan unas siete más por aquí. Y cuando estén todas serán un librito que quiero regalar en unos meses a los lectores y lectoras del blog por las 500 entradas de fm|al (que no son pocas :-). ¡Encantado siempre de verte por aquí, compañero! Un abrazo.
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