Cartas desde América, 18 | T. S. Eliot

El viajero no dudó en desplazarse por todo el vagón, con su cabello desgreñado y el pantalón bastante caído por atrás. Llevaba una t-shirt con la cabeza peinada de T. S. Eliot y versos sublimados de Los cuatro cuartetos que una chaqueta suelta ocultaba, como por discreción o por no llamar la atención del resto de viajeros. Se sentó justo al lado de él.

–Disculpe. ¿Mr. Eliot?

Mr. Eliot asintió, sin dejar de mirar las páginas del periódico donde figuraba su propia pieza de crítica literaria, que ya había leído un par de veces. Llevaba un purito en el bolsillo superior de la americana y el olor de la colonia que lo peinaba podría olerse hasta desde fuera del vagón, pensó el viajero, mientras ocultaba también sus airpods.

–Usted no me conocerá, claro, pero yo lo conozco a usted bastante bien.

Eliot giró entonces la cabeza y centró toda su atención en la cara que le preguntaba. Un joven despeinado y mal vestido. Con lagañas. Y barba de seis días.

 –No, no le conozco. No tengo el gusto. ¿Viaja usted a Nueva York también?

 –Mire, no tengo mucho tiempo para una conversación educada, y menos en un inglés tan bueno como el suyo, Mr. Eliot. Usted es un poeta y un crítico estupendo. Yo me he leído casi todo lo suyo, como esto –dijo el viajero señalándose el pecho–:

Time present and time past
Are both perhaps present in time future,
And time future contained in time past.*

Al señor Eliot solo le sonaban esos versos como una idea. No como palabras ya medidas, exactas, precisas: como las que debían componer un verso. Le gustaba acaso el ritmo, pero no. No eran suyos.

–Ha debido usted de confundirse de persona, ¿Mr…? –Mr. Eliot sostuvo la interrogación mientras le miraba al viajero los pies calzados con zapatos deportivos blancos. Y calcetines del mismo color.

–Es que ya le digo que tiempo tengo el justito. Pero siempre me cayó usted muy bien y, aunque me han traído por aquí otras cosas, lo vi aquí sentado y no pude dejar de acercarme. Tiene que tener cuidado con sus críticas, no sea que el canon lo atraviese. Cuchichearán sobre un poeta español y usted. Pero no se preocupe, en 1948 le darán el Nobel.

Eliot miró nerviosamente el reloj de bolsillo prendido de su pantalón de tweed y, de paso, buscó si tenía algún centavo suelto. Pero el viajero no dejaba de mirarle. Con admiración. Con arrobo. Con delectación.

–Mr. Eliot… ¿Qué es la poesía?

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*Tiempo presente y tiempo pasado:

quizás estén ambos presentes en el futuro.

Y el futuro contenido en el pasado.

[La traducción es de la franquicia de camisetas en España.]

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