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Sylvia Plath | 27 de octubre de 1932

Hablar de Sylvia Plath –de su vida y, sobre todo, de su muerte– da siempre el apuro de quien se queja de la lluvia o del llanto de un niño. Pocas cosas habría imaginado ella (nos lo dicen sus poemas) tan necesarias y tan inevitables como su muerte, tanto que se siente uno irremediablemente desautorizado para añadir ni siquiera una coma a su existencia. Yo, literariamente, y desde mi admiración por las tres, siempre he querido aproximarla a una Gloria Fuertes (la de los versos más serios y rotundos), más que a una Pizarnik : sincera, llamando a las cosas por su nombre (como en el ‘Espejo’, de Crossing the Water, que coloco al final de la entrada), vitalista…

A pesar de su suicidio y del eterno desencanto de su vida –con importante colaboración en ello de otro gran poeta: Ted Hugues— la sensación con la que despacha al lector cualquiera de sus poemas es la de un vibrante deseo de belleza, con el ancla siempre echada en lo natural como lo más sabio, verdadero y definitivo; es cierto que algunos poemas de Ariel como ‘Years’ (‘Años’) o ‘Paralytic’ (‘Paralítica’) no parecen arrojar más solución al acertijo de vivir que el reposo de la muerte, esa atracción funesta que destila el pensamiento de nuestro Calendario junto al mes de su nacimiento (‘pensé que la cosa más hermosa del mundo debía de ser la sombra’), pero cuesta trabajo no vislumbrar una ligera idea de la felicidad si uno repara en versos como los de ‘I am vertical’ (poema de cuyas metáforas, por cierto, deriva la concepción inicial de los propios Contemas) y si nos dejamos llevar por una dicción siempre entregada a lo colorido del detalle.

Paradójica y finalmente letal como un espejo, que refleja las sucesivas oleadas de uno mismo hasta la desaparición y la sombra, no encuentro mejor modo de poner fin a esta entrada que el silencio y a la vez la palabra de Sylvia:

MIRROR

I am silver and exact. I have no preconceptions.
Whatever you see I swallow immediately
Just as it is, unmisted by love or dislike.
I am not cruel, only truthful—
The eye of a little god, four-cornered.
Most of the time I meditate on the opposite wall.
It is pink, with speckles. I have looked at it so long
I think it is a part of my heart. But it flickers.
Faces and darkness separate us over and over.

Now I am a lake. A woman bends over me,
Searching my reaches for what she really is.
Then she turns to those liars, the candles or the moon.
I see her back, and reflect it faithfully.
She rewards me with tears and an agitation of hands.
I am important to her. She comes and goes.
Each morning it is her face that replaces the darkness.
In me she has drowned a young girl, and in me an old woman
Rises toward her day after day, like a terrible fish.

ESPEJO

De plata soy, y preciso. Sin prejuicios.
Cuanto mires lo traigo de inmediato ante tus ojos,
así como lo ves, sin turba del amor o el desencanto.
No es que sea cruel: soy verdadero
cual ojo de un pequeño dios con cuatro esquinas.
La mitad de mi tiempo lo medito en la pared de enfrente,
tan rosa y con pintitas. La he mirado tanto y tanto
que la siento como parte de mi alma. Pero a intervalos
los rostros y lo oscuro nos separan.

Y ahora soy un lago. Una mujer se vierte en mí
buscando entre mi hondón lo que es, realmente;
y luego va y se inclina a la luz mentirosa de las velas, de la luna…
Yo tan solo la veo, yo soy su fiel reflejo.
Y ella me premia con sus lágrimas, con sus manos que bailan.
Le soy tan importante. Siempre yendo y volviendo:
cada mañana es su cara la que llega, a disolver las sombras.
La que ahogó en mis aguas a una niña y ahora ahoga a una vieja.
Y contra sí se vuelve cada día, como un pez insaciable.

 

Nota sombría:
Además de su obra poética, Sylvia Plath es una prosista como pocas en lengua inglesa y ello casi exclusivamente por su novela La campana de cristal, muy recomendable para quienes gusten de leer palabras, además de ideas o tramas.
Igualmente escribió relatos más o menos oscuros, como este ‘Madres‘ de La caja de los deseos.

 

Y fue una dibujante enigmática, como detalla este curioso video:

 

 

 

Rendimos el homenaje a Plath de esta flor, que figura dentro de la pequeña suite-diccionario encartada en Los malditos poetas, de pronta aparición.

 

La traducción del conocido ‘Mirror’ es propia.

 

 

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