Un contema más | de la cuarta serie

Yo sé, ella sabe, nosotros sabemos que para Ana lo más importante es la libertad. Siempre aprovechamos que los gatos se esconden y que un trozo de luna se nubla para hablar de ello, como sin darle importancia. Pero nosotros sabemos que es lo que de verdad importa.
En una noche de esquinas rechinantes y girasoles dormidos en alguna parte, yo la acompaño por la oscuridad, que solo nos tiene a nosotros. Ella habla de cientos de seres y objetos: musarañas, imperdibles, anacoretas, guisantes. Pero al final la conversación siempre desemboca en la libertad.
Hay que huir del convencionalismo, es otro bozal de la libertad. Lo convencional, lo guardado y reguardado siempre en el mismo cajón, lo atravesado por el alfiler del ayer, del hoy y hasta del mañana, la colección, el catálogo, el repertorio, el surtido, hay que huir de ello. Ya. Ahora mismo. Ella habla con ojos de estrella fugaz, con silencios de galaxia. Yo la interpelo.
– ¿Pero de los reglamentos, de las normativas, de las constituciones también, Ana?
También, y sobre todo. La única ley es moverse. Pero si la postulo me paro, como ahora.
Y se queda como dormida en sí misma, en medio de la avenida desierta. Luego, reanuda su marcha, voraz de espacio y de tiempo. El reló también, el reló es la mayor convención.
Me habla nerviosa, pero segura. Abandonamos la calzada con arbolitos, recuerdo de lo que alguna vez no fue asfalto. Somos ya dos sombras, sobre el terrazo reluciente de lluvia o de riego que embaldosa la avenida, solo atravesada, de vez en cuando, por un coche con trazas de meteorito.
Hacia la mitad del trayecto nos saluda un semáforo. Lo vemos y nos quedamos pensativos. Ella suelta mi mano, me deja un beso jamás pensado y, sin atender a las luces del código, cruza. Es entonces cuando el meteorito atraviesa a la estrella.
Y yo, satélite, me quedo sin saber si ella sabe, si nosotros hemos dejado de saber.
© félix molina, Contemas, cuarta serie

Recomiendo las aclaraciones de esta entrada. Los contemas, cuya última publicación continuada fue la cifra (contema número ochenta y nueve), siguen una vida de versoprosa subterránea, pero emergerán a este rincón oscuro cada cierto tiempo, siguiendo las olas del azar o del capricho, con el número de serie que les corresponda. Al final de esta nueva cuarta serie aparecerán publicados en un libro de barro.
Como se retrasa el plan de publicación de la cuarta serie de contemas, saco hoy por aquí, a la superficie, este, el número ciento diecinueve.