Varios creadores | La misma ilusión
A lo mejor, tal vez, la enceguecida sucesión de estos días, su renovado torrente de presencias y ausencias –sean aquellas benévolas y estas extrañas a todos los que escriben y leen el ensalmo de estas líneas– se nos hagan más leves, más aladas si las aparejamos a la luz, recorrida por la gota teñida de un brochazo; a la tinta apenas bosquejada de unos rasgos que no dejan de contarnos; a las palabras que van derramando sosiego sólo para concluirse tras un punto; al vuelo de la cámara sobre las arrugas de un rostro o el laberinto que crece en la corteza de un árbol; al racimo de unas notas arrancadas al silencio.
Para invocarlos, robados algunos a la luz y otros a la turba de sus horas, yo convoco en este dos mil quince a Philip Glass, que no acaba de abrazar, inextinguiblemente, al tiempo, disfrazado de lenta y amable catarata sonora; a Piazzola, aupándose sobre la brida del tango para encaramarse –díscola pero hermosamente– sobre la montaña de la nostalgia; a Yann Tiersen dibujando, entre melancólico y sonriente, el algodón melódico y feriado de una nube.
Y convoco a Gabriele Münter, a medias creadora y salvadora de lo creado (libró de la devastación y el caos a muchas pinturas), al enigma volcado en bosques de tintas multicolores y viñetas silentes de Moebius, al grito estampado en la desolación y el aura de lo por venir de Munch.
Y sigo convocando: a Kaurismäki, que se metió también a pintor cinematográfico de soledades y abandonos y acabó entonando una sinfonía fraterna, humana, rociada de un amor sin tregua por todo y pese a todo; a Zhang Yimou, amigo de caminantes y ciclistas, o más bien de caminos y bicicletas que recorren cimas y simas de escandalosamente pequeñas –y siempre enormes– ensoñaciones; también a Gloria Fuertes, cantatriz de lo jamás cantando; a Keats, ahora que ya lo noche lo viene uniendo al ruiseñor y a la urna; a Borges, uncido bellamente por el dédalo mismo de sus palabras; a Carmen Laforet, discretamente tramándose en la oscuridad de Barcelona, apenas como un silbido…
A lo mejor, tal vez, cuando la luz nos nombre a todos –sea en lo más tardío– lo hará con notas y colores, o palabras y planos, o alas y suspiros del himno que hemos sido, felizmente confusos, ya unidos –por un instante pleno, como el que asegura la creación o el sueño– acaso para siempre.
En torno –como siempre– a cada fecha de un nacimiento (marcada en rojo) de los citados se hará volar una entrada con el continente y el contenido sugerido por las creaciones de cada uno de ellos.
Aquí se acompaña un artefacto pdf, que se descarga y contiene el Calendario fm|al 2015 -con el fondo de un apunte musical de Philip Glass al pulsar (confiadamente y con las autorizaciones informáticas necesarias) sobre la notación. Salud a todos para seguirlo y, si es posible, disfrutarlo.
Nota, más bien recordatorio:
Lo trazado por el Calendario fm|al en dos mil catorce se puede inspeccionar en los siguientes sitios:
Enero: Juan Crisóstomo Arriga, Salzburgo es un barrio de Bilbao
Febrero: James Joyce, El hombre que fue un libro
Marzo: Juan Gris, De gris nada, Juan
Abril: Roberto Arlt, Yo hoy quisiera ser un parrafo
Mayo: Alfonsina Storni, Alfonsina o el fin
Junio: Rosa Chacel, Interior de una rosa
Julio: Amadeo Modigliani, Larga vida al genio
Agosto: Julio Cortázar, Julio en agosto I. Sus relatos
Agosto: Julio Cortázar, Julio en agosto y II. Los otros julios
Septiembre: Robert Bresson, Silencio se rueda
Octubre: Jean Arthur Rimbaud, Iré por los senderos, picoteado por la espiga…