Un cuadro | otro poema

   El Greco, 1577-79

Jamás la santidad, sino la clámide
reflejada en el peto del soldado,
como si fuera sangre de una vieja
batalla, el fuego de un rescoldo.

Vuelo de la mirada tras el temblor
del mundo. Es esta flor un vértigo
—el amarillo, el púrpura, el turquesa—
que el esmeralda humilla, ciega, ata.

Nunca el dolor, sino siempre esa atenta
victoria de la luz sobre la sombra. 

© félix molina, del texto. Sirvan estas fechas para haceros llegar otro poemita de Museo de bellas artes, sección ‘Los antiguos maestros’, poemario que estoy concluyendo. Intenta, sin conseguirlo, apresar la belleza de esta maravilla de El Greco, que trasciende países, religiones y, por supuesto, palabras.

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