El desván de fm|al

El cumpleaños | Narciso Ibáñez Serrador, 1966

Para mi Ofelia, con quien ahora remiro, para nuestra alegría, estos episodios

 

Ahora que el miedo –el de verdad, el de las cifras, el del desaliento que no puede llegar– va, más que nunca, por barrios, quiero librar una deuda con un creador que no luce, por tontos prejuicios, cuando acompaña al ramillete de los tantas veces honrados (Cortázar, Borges, Arreola, Rulfo…). De hecho he estado a punto de publicar esta entrada entre Mis relatos favoritos , más que alimentar este Desván. Pero me resulta imposible no asociar este miedo –el de las noches robadas a los primeros deberes, el de la madre y el padre susurrando o sorprendiéndose muy cerca de ti— a la infancia, a lo que permanece guardado en la ambrosía del recuerdo.

Quien se haya asomado alguna vez a los episodios de ‘Historias para no dormir’, de Narciso Ibáñez Serrador (a quien ya me referí como depositario de toda esta tradición anglosajona), apreciará bastante este que entresaco. Un arte exacto para nombrar lo que se narra con solo las imágenes necesarias, una trama mínima y unos personajes convincentes. Y la sorpresa final. El fruto que hace de la trama casi un pretexto, como quien se come el melocotón de carne gloriosa pero no adivina –y estaba ahí, todo el tiempo estuvo ahí— el árbol que fue el sustento y el cobijo de toda la historia.

Para quien no lo haya disfrutado, enlazo aquí, pieza maestra de poco más de un cuarto de hora, ‘El cumpleaños’. Y olvidemos, siquiera por ese instante, el otro miedo, ese que sigue soplando entre semáforos y farolas solitarias de cualquier barrio del mundo…

 

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