Un comienzo | Varios regalos

Para Ofelia, regalo de todos mis días

 

Tan solo por eso, por comenzar y por hacerlo uniéndome a la tribu civilizada del regalo, siempre más grata que la del insulto o la amenaza. Por empezar –siguiendo una convención como otra cualquiera: vestirse, saludarse, merendar– el año dejando aquí una traza de lo que otros me regalaron y yo regalo, ya sin convenciones (al menos esa es mi ilusión).

Empiezo por dos hallazgos musicales. La Canción número 6 de Mompou interpretada por Arturo Benedetti Michelangeli, que mi ignorancia de entonces (fuente del contento posterior que sigue al reconocimiento) atribuía como compuesta originalmente para la banda sonora de Soldados de Salamina.

Continúo, casi como en las radiofórmulas, para contrastar el tono, con la nostálgica pero vivaz Lullaby of Birland, barrocamente preludiada por el gran pianista Ignasi Terraza,

 

Por seguir con una expresión más visual, os invito a descubrir la obra de la instaladora Chiharu Shiota revelada por este sitio: Cultura Inquieta.

Si os apetece algo más impreso, os sugiero el inteligentísimo y paródico códice (compuesto a finales del siglo xx) del diseñador Luigi Serafini, una mescolanza de hermoso cómic, humor, fantasía-ficción y sano recochineo en torno a la hermenéutica y la criptografía:

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Codex Seraphinianus

Y acabo con el cielo de la música, ese oasis en medio del… oasis que es el aria L’ho perduta… Me meschina!, un minuto y pico concentrado de Mozart que bien puede ser media hora larga si se pone, como es debido, en bucle. Aquí en una puesta en escena modernizada y diferente al contexto de Las bodas de Fígaro:

 

Ojalá que lo que os ofrezco como regalo os sea, al menos, entretenido. Todavía queda mucho para abotargarse en este dos mil dieciocho…